lunes, 7 de junio de 2010

Mi Chica Mala


Pía, me invito un día a vernos, a estas alturas, ya asumo que el mensaje me lo envió por error, y yo acepte busque a una amiga porsiacaso me esperaran con un cuchillo en la mano. Y llegue…y la vi…y no se que parte de mi cuerpo saltaba más de emoción.
Era la torta de cumpleaños que el niño espera, es el palito de anticucho que ansían los que regresan a su país después de una larga ausencia. Era toda una vitrina con cosas preciosas pero adentro decía “solo mirar”.

Luego que dejo la habitación, mi amiga y yo saltamos como adolescentes sin hacer bulla, haciendo muecas de lo buena que estaba, yo estaba emocionada por mi y mi amiga estaba emocionada por mi (porque ama a su pareja) así que se puso feliz por mi.
Ese día cumplí 13 años otra vez, justo en ese momento, me ruborice, no sabia que decir y trataba de no reírme de los nervios cuando ella también nerviosamente me miraba. Me gustaba tanto que no le hablaba, mi yo malo me había abandonado, y yo estaba peor que cachorro sin dueño en noche lluviosa de invierno, y a ella parecía gustarle. Salimos, nos miramos, tomamos, casi ni bailamos, y al final cuando tuve que irme, nos besamos, dos veces para ella asegurar el veneno y me prometió una salida privada donde ya mi mente reposaba en una cama a su lado y donde ya podía imaginar que la conocía al detalle. Se dio media vuelta, entro a la fiesta otra vez y no la volví a ver más. Mantenemos contacto por mensajes de textos…ni siquiera hablamos por teléfono, solo mensajes.

Y sigo de 13 años. Me aloco, me muero de celos de no saber donde esta, me inquieto cuando no me contesta el mensaje y lo peor de todo...ella lo sabe…juega dulcemente conmigo…me tiene en su mano y yo la extraño...la vi una sola vez y la extraño como si hubiera vivido conmigo una vida entera, me asusto de esto y cuando leo algún mensaje suyo me late muy fuerte el corazon, es mas, recuerdo que ya me latia fuerte el corazon antes que abra la puerta y la vea por primera vez y desde ese momento mis latidos han cambiado. Y la respuesta parece hacerse mas fuerte cada vez ante la pregunta...Será ella la vengadora de todas??? Será ella la que busca mi alma destructiva…y parece ser que ni le interesa destruirme y ni le interesa que la extrañe…después de todo es solo la pagina del facebook.

Corazón Volteado



Debida a mi naciente felicidad y liberación de corazón alma y todo lo que se hubiera podido sentir encerrado a través de la relación (para mí) mas larga del mundo.
Comencé a salir, ir a fiestas, conocer nueva gente, cambien de look, baje de peso, me reinvente, pero, nada me llamaba la atención.
No me gustaba nadie, salio mi yo maligna a aprovecharse de algunas damiselas en las noches de abrumadora bulla donde nadie se daría cuenta de mis pecados ni de mis intenciones de ser solo de un día. Volví a dejar que algunas crean que se aprovechaban de mi y la escena se me hacia mas fácil yo pretendía estar poco mas que ebria, y al día siguiente me enojaba por haberse aprovechado de mi y así, me quitaba el peso del nunca mas te voy a llamar, esto es solo algo que paso y punto. No hablemos de amor, ni estrellas, porque ya estuve allí y la verdad no me gusto.

Ahora, me pasó lo que dije que nunca me pasaría a mí. Conocí a alguien por la malintencionada tecnología del Internet. Nos hablamos un par de meses, no muy seguido. Mire sus fotos por el facebook. Me llamo la atención y nada más. Seguía más concentrada en mis salidas del viernes y en no caer en un ampay con alguna conocida y disfrutar esta etapa de mala que al parecer me hace más interesante. Llamémosla Pía, Pía, la chica del facebook, desborda de mensajes alabando su belleza y su buena figura y ella, tan generosa de espíritu como de cuerpo responde a cada uno de ellos, con mensajes amorosamente para despistar o seguir la corriente según sea su estado de animo y todos saltan y se siente la emoción a través de una fría pagina de Internet donde todos los parroquianos incluyéndome a mi esperan y velan para verla salir a como Argentina a su Evita Perón por el balcón.

Despongandome


Estuve deambulando por las calles de la soledad y de la autosuficiencia, bueno, más bien tratando de probar mi autosuficiencia en medio de mi soledad.
Llego un día que me encontré en un feriado largo debajo del sol, en una casa de playa, con atardecer desafiantes, el viento que me empujaba y no podía bajarle el volumen al sonido del mar que me desconcentraba de mis recuerdos mezclados con fantasía que distraían mi aburrida estadía de paz.
Pensaba, mas que en nadie, en Luciana, en lo feliz que seria si me estuviera acompañando, la casa, muy bonita y grande, con tanto espacio y solo estaba solo yo, la imaginaba, en la cocina, en la terraza, me la imaginaba como su sonrisa hubiera podido brillar mas que el sol y fantaseaba con mirar amor a través de sus ojos, hacia mi, y fantaseaba que aun me quería, algo estaba pasando y yo no entendía, mi nostalgia era extraña, no dolía, era cómoda, pero no la entendía.

La tercera noche (de 5), pase el atardecer hasta el anochecer en la terraza, echada en la perezosa, tapadita y abrigadita con un cigarro que me quemaba la garganta y con una fría lata de cerveza en la mano pensaba en Luciana, pero observaba como las olas del mar me invitaban a liberarme, me decían: - vamos, suéltalo, yo me lo llevo…
Y lo solté. Solté cada recuerdo de Luciana, me había aburrido de pensar en ella, me había concentrado tanto en recordar lo feliz que había sido que no me había dado cuenta que el sentimiento ya se había ido, por eso ya no dolía. Lo solté, solté un par de lágrimas también para descartar algún vestigio de ella que pudiera quedar. El viento soplaba fuerte como queriendo barrer mi alma y corazón de ella, el viento aspiraba mi corazón y el mar se lo llevaba lejos.

Al día siguiente desperté, meditabunda como siempre, buscando, por la piscina, buscando por la cocina, en la terraza, y no encontré mi dolor por ningún lado, me sentí ligera, como si pudiera caminar otra vez, como un ciego que vuelve a ver la luz.
Luciana sigue en mi entorno, pero ni siquiera puedo recordar que ropa vistió en ese día, ni que sonrisa coqueta me intento regalar. Mi vida esta tranquila, hay tanta paz dentro de mi y la mayor parte del tiempo estoy eufóricamente feliz y Luciana se convirtió dentro de todo en un bonito recuerdo que ya no recuerdo más.

El día quinto me fui y el único peso que llevaba era la de mi mochila en la espalda y lo único que ardía en mí, era mi espalda y los hombros, por el sol. Deje la hermosa casa de playa y volteé a despedirme con una sonrisa cómplice hacia el mar.